El pulido de suelos de terrazo, mármol o granito se aplica tanto en pavimentos nuevos como en aquellos que por su antigüedad presentan una superficie ya desgastada. Este proceso consiste en rebajar e igualar el suelo con el fin de conseguir una superficie perfectamente plana y única.

Durante la colocación de un suelo nuevo, es prácticamente imposible que las losas queden totalmente alineadas, y es lógico que existan desniveles que, aparte de ser antiestéticos, hacen que el suelo sea más susceptible a roturas de filos y esquinas que sobresalen. De ahí la necesidad del pulido tras la colocación de un suelo nuevo.

En el caso de pavimentos antiguos, el pulido repara todos los desperfectos del suelo, corrigiendo los arañazos y manchas producidos por el desgaste del suelo.

HORMIGÓN

MOSAICO GRANÍTICO

MÁRMOLES Y GRANITOS